En una fría noche de Bogotá, no recuerdo la hora me encontraba
fumando un cigarro, en esa esquina donde la niebla no dejaba ver más allá de
mis zapatos porqué hace unos minutos habían caído unas cuántas gotas de lluvia,
me encontraba helado con la ropa fría y los zapatos húmedos. Se escucha casi
una voz, y entre la niebla una silueta de una mujer joven que caminaba en medio
de la calle. A la medida que se acercaba note que su piel estaba arrugada, sus
ojos desviaban la mirada, como pérdida sin saber dónde mirar, se detuvo hay
unos momentos, no sabía si me miraba, pero lo cierto es que ya tenía los pelos
parados del frío, ahora me encontraba en un dilema no sabía si era del frío o
del miedo. Me quedé inmóvil ella parada en la mitad de la calle y yo en esa
esquina recostado en la pared. Cuando empezó a caminar parecía que se esforzaba
para hacerlo pasando al frente de mí sin verme bueno eso pensé yo. Cuando baje
la pierna ella se detuvo, sentí que tenía ganas de mirar
hacia atrás y en realidad estábamos a dos metros, realmente cerca, note que su
ropa era elegante pero de otra época y con joyas como las de mi abuela, no
podía moverme mi cuerpo estaba petrificado intente mil formas de moverme y
pensé que era mejor no intentarlo más, fueron cuestiones de segundos pero
parecían horas, cerré los ojos para despertar pero cuando los abrí ella estaba
al frente de mí. Oliendo mi cara, oído y mi pelo supe realmente cuál es el
miedo absoluto. De todas las películas zombi que vi mi idea era, me va a morder
hasta arrancar un pedazo de mi cara! sin poder moverme, ella oliéndome por
todos lados, no encontraba solución a mi problema ¡ cuando sentí un
calor que bajaba por mis piernas, no lo podía creer, me estaba orinando y fue
hay en ese momento donde un suspiro me despertó en seco, y dije esa película de
terror estuvo buena.

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